El tiempo pasa más deprisa cuando
compartimos un momento solo nosotros dos, y es que me gustan tantos esos
instantes, en los que puedo ser yo mismo. Solo cuando estoy contigo me siento
capaz de lograr cualquier cosa. No tengo miedo ni encuentro obstáculos para mi
felicidad, porque tu sonrisa me basta para que todo mi mundo se ilumine.
Lo que más amo de la forma en que
me hablas, es esa manera que tienes de convencerme de que no hay otra persona
más especial para ti; tal y como yo siento que lo eres tú.
Jamás antes nadie había logrado
convencerme de esto. Me tomas de la mano y me siento volar, me besas y el
aliento escapa de mi cuerpo. Es tan indescriptible la sensación de tenerte
junto a mí, como las cosas cambian para volverse inimaginables pero al mismo tiempo,
maravillosas. Nunca quiero alejarme de ese sentimiento.
Antes no creía que el amor no
estuviera hecho para mí. Pasaba de largo de esas cosas, porque no conocía lo
que era preocuparse por alguien más, al grado de olvidarme de mi misma. Y a la
vez tenía miedos muy ocultos en mi interior. Supongo que buena parte de ellos
sigue ahí, aunque son menos fuertes.
Entonces te conocí y lo cambiaste
todo por completo. Me enseñaste lo que significa amar con sinceridad, a pesar
de los defectos y las equivocaciones. Hiciste que mirara un lado de mí que
hasta hoy no conocía, pero sin el que ya no imagino salir adelante. Modificaste
tantas cosas y creaste tantas otras, que me atrevo a decir que no soy ni la
sombra de lo que en un tiempo fui. Lo que me rodea parece tan diferente, nuevo
y emocionante.
Te amo y nada podrá cambiar este
hecho, aunque pase un siglo o más.